Tocaba con los tímpanos el dorso de escaleras
en las cuatro dimensiones de vidrio,
la lluvia era más verde que los xilofones de Pan
y dulcificaba la tierra y las estrellas gemían.
Nada de eso era importante entonces,
cuando las bastas naves cóncavas del asombro
albergaban tanta dicha y tanta savia y alimento.
A mi propio paso de hiedra silenciosa
veloz como resina las ninfas me besaban
a veces me quedaba quieto entre las flores
para ver crecer pequeños soles en pétalos y gemas.
Amaba lo cromático en acrílico y madera
desde donde cada Dios yo era
anomalía de mi mismo en acrílico y madera.
Nada de eso era importante entonces,
el suelo boca abajo colgando desde un puente
hamacas en el viento entonando mis canciones.
)O(
en las cuatro dimensiones de vidrio,
la lluvia era más verde que los xilofones de Pan
y dulcificaba la tierra y las estrellas gemían.
Nada de eso era importante entonces,
cuando las bastas naves cóncavas del asombro
albergaban tanta dicha y tanta savia y alimento.
A mi propio paso de hiedra silenciosa
veloz como resina las ninfas me besaban
a veces me quedaba quieto entre las flores
para ver crecer pequeños soles en pétalos y gemas.
Amaba lo cromático en acrílico y madera
desde donde cada Dios yo era
anomalía de mi mismo en acrílico y madera.
Nada de eso era importante entonces,
el suelo boca abajo colgando desde un puente
hamacas en el viento entonando mis canciones.
)O(
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