Si yo fuera un ser viviente,
uno de esos habitantes
del oxígeno y la piel,
enfermos del misterio de si mismos,
latiendo en los espacios
como bocas,
suspendidas
en colapsos de neón y fuselajes.
Si yo fuera uno de ellos,
una lengua de marea
para lamer las ciudades del lenguaje,
un pequeño peregrino cargado de advertencias,
con palabras de huesos quebradizos
y bandadas repartidas como cartas,
incluso lascerado, borracho moribundo
reunido en la garganta
con la escultura simple del aullido,
incluso yo, al borde de este padre
y de este hijo
animal de todos los relojes,
de todos los bordes,
de todo este abismo pulido y conocido
y puesto al margen,
ostentaría mi carne, encendería
los infinitos ángulos
de todas las sonrisas
de mi cara.
)O(
uno de esos habitantes
del oxígeno y la piel,
enfermos del misterio de si mismos,
latiendo en los espacios
como bocas,
suspendidas
en colapsos de neón y fuselajes.
Si yo fuera uno de ellos,
una lengua de marea
para lamer las ciudades del lenguaje,
un pequeño peregrino cargado de advertencias,
con palabras de huesos quebradizos
y bandadas repartidas como cartas,
incluso lascerado, borracho moribundo
reunido en la garganta
con la escultura simple del aullido,
incluso yo, al borde de este padre
y de este hijo
animal de todos los relojes,
de todos los bordes,
de todo este abismo pulido y conocido
y puesto al margen,
ostentaría mi carne, encendería
los infinitos ángulos
de todas las sonrisas
de mi cara.
)O(
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