23.2.09

La crueldad


Sos animal balbuceante arqueado en el paladar de algo llamado Dios,
hijo de todas las patadas en el vientre,
nadador de los mares de saliva
y ojos morados, lagaña viva frente al sol,
palpitante y minúsculo, afiebrado
como una mariposa rota o árbol quemado
o naranja podrida.

Sos la osamenta incierta con aires de grandeza
¿Que cielos oteaste que misterios con que ansias?
La ostra del gran mongoloide celeste se cierra como un párpado,
y no dará jamás ningún consuelo o respuesta
las palabras no dirán más que basura y mierda,
dirán cosas como ésta o todo lo contrario,
serán un bálsamo al borde del vacio.
Que harás con esas manos viejas?
te arrancarás el pellejo que te ofende,
te arrastrarás por fuera de un triste reloj de días y de noches,
como un paria,
sin lugar adonde ir
y ante miles de estrellas
cansado y desesperadamente solo,
carecerás de nombre.














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