19.8.09

Dentro de las pistas del aire podrido

La ley que establece éste lenguaje se invalida
para que el paladar de madera no se llame ataúd
y su muerto no sea solo eso;
propiedad del atraso del tiempo y la intemperie,
y empuje de una vez por todas
como una lengua hinchada y puntiaguda,
amorfos sistemas, maquinarias del verbo
rajaduras nuevas a este cielo.

Pobre animal arrastrando el vientre preñado
en calzadas de piedra y huella de lastre por fangales,
las negras tipas y las dueñas del látigo y la rabia
apuñalando el premio con las uñas de los celos.

Los dedos crispados se establecen en lo alto,
esperan trascurrir la seda de algún viento
y luego lo desgarran,
pero cuanto más alto viaja ese sonido
a trepar el hueso como un gato herido
el grito penetrante engendrará mañana
ruinas asesinas
a las que llamaremos a comer.

Rayos de t.v sobre cien millones de pupilas,
la prótesis de toda propaganda
no necesita mártires ni espejos.

La gran revolución tampoco fue posible,
La sangre que aullaba disgusto en el oído
nunca se dispuso a claudicar por una causa.

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